jueves, 29 de enero de 2009

Miedo



Cruzó la calle y giró rápidamente al ver que ella cambiaba de dirección.

El paso se aceleró al notar que alguien seguía sus pisadas. Como casi siempre, el callejón de la esquina seguía oscuro y solitario mientras el olor putrefacto de la carne llenaba el ambiente y los cubos de basura - seguramente debido a la crisis de mercado-.


Le miró, casi podía notar su sucio aliento.

Sacó el móvil, ¿me ves? -dijo mientras hacía un gesto con la mano-.

Echó a correr calle abajo.


(Algunos días cuesta respirar)



Fotografía Digital: Diana Millamizar

4 comentarios:

Marina dijo...

Imaginate el mismo episodio pero dentro de un taxi. No se escapa fácilmente de un taxi... aunque nadie puede llegar a saber lo que es capaz de hacer la sangre cuando se enfría.

Cielo mío Marinita dice que hagas lo que quieras con lo del concurso y que gracias mil por pensar en hacer algo sólo por no perjudicarme. Te quieroooooo

Manolo dijo...

Del miedo no se puede huir a menos que le hagas frente. Buen microrelato, Donce.

Anónimo dijo...

Marina, Manolo, pero qué cariñosos sois!
Un besazo gorrrrrdo gorrrrdo ¡pesiosos!
(lo del taxi no lo quiero ni pensar...y ay Manolo, qué miedito pasé! ).

Marina dijo...

Donce querida, lo del taxi ya pasó y hace mucho tiempo, cuando yo era joven y fuerte y podía enfrentarme casi a cualquier cosa.
Pero cielo, de todo se aprende, ya lo verás.